– Polinización de las plantas con flor, silvestres o cultivadas, asegurando que la vida continúa sobre la tierra.
-La miel es el producto apícola más popular, que ha tenido a lo largo de la historia funciones medicinales y nutritivas. La apiterapia utiliza todo el “arsenal” de la colmena con fines curativos. Esta potencialidad también puede ser desarrollada localmente junto con la venta de miel, produciendo rentas a la comunidad.
-Cera, pólen, propóleos, jalea real son otros productos de la colmena que pueden ser recogidos y comercializados, tan sólo necesitan que se refuerce al productor con materiales y formación en las técnica de extracción y conservación.
– Apicultores productores y artesanos locales pueden producir cerveza, hidromieles, velas de cera de abeja, mejorando notablemente sus ingresos. Regalos para bodas, bautizos, comuniones y funerales son otra posibilidad para estas comunidades de comercializar sus productos.
-El apicultor goza de buena reputación en la sociedad. Así se refuerza el respeto por esta actividad y por el trabajo bien hecho.
FAO
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