A veces, la meteorología puede ser la peor enemiga; y a veces puede ser la mejor aliada. Las fuertes heladas que azotaron la provincia esta pasada primavera han ayudado, y mucho, a frenar el avance del avispón asiático (vespa velutina), tal y como confirman desde la asociación Avispa Asiática.
«La verdad es que teníamos mucho miedo. El avance de la vespa velutina fue exponencial el año pasado y, tal y como se desarrolló el invierno, nos temíamos un auténtico desastre». Pero entonces, subraya Roberto Puch, portavoz de la asociación, llegaron las heladas tardías, que «mataron a buena parte de las reinas», frenando en seco el avance de la plaga.
De hecho, en lo que va de verano, la asociación, referente en Burgos y Castilla y León en la materia, apenas ha realizado «cinco o seis salidas» en la provincia. La diferencia con los periodos anteriores es abismal. Para muestra un botón. «En todo el año pasado quitamos unos 600 o 700 nidos», recuerda Puch.
Eso sí, «todavía hay nidos y avispas». Y parece que nos tendremos que acostumbrar a su presencia, ya que, como explica Puch, la del avispón asiático es «una plaga» muy difícil de «erradicar». Como mucho, «podemos controlarla», insiste. Eso es precisamente lo que llevan años intentando en Vizcaya y Guipúzcoa, los dos territorios más afectados por la presencia de la especie. Allí, a pesar de contar con «muchísimos medios» y experiencia, la plaga «está descontrolada».
Por esos territorios entró en Burgos y, desde aquí, continúa su avance hacia el sur. Así, a pesar del frenazo de este año, ya se han detectado nidos en el valle del Arlanzón, en La Demanda o incluso en el Pisuerga. De hecho, en enero de este mismo año se detectó un nido en la localidad vallisoletana de Amusquillo, a orillas del río Esgueva. Como consecuencia de las heladas, muchos de esos nidos están ahora mismo vacíos, pero si las condiciones son favorables, las avispas no tardarán en regresar, advierte Puch.
En este sentido, el portavoz de la asociación recuerda que el desplazamiento de las colonias de avispas puede ser activo o pasivo. Vamos, que pueden dsplazarse por sus propios medios (generalmente siguiendo el curso de un río) o pueden viajar de un lado a otro ocultas en fardos de paja, mercancías o vehículos. Además, insiste, pueden anidar «en cualquier sitio». «Nos hemos encontrado de todo. Desde ramas de los árboles a farolas, garajes, casetas de perro o interior de paredes. Cualquier sitio por el que quepan», explica.
Protocolos
Con todo, la 'ayuda' meteorológica ha llegado este año de la mano de laimplementación de nuevos protocolos de actuación por parte de la Junta de Castilla y León. «Era algo que llevábamos reclamando desde hacía tiempo y por fin se ha puesto en marcha. Se trata de un paso de gigante» para poder actuar de manera efectiva contra la plaga, subraya Puch. A este respecto, explica, los protocolos planteados por la Junta regulan la colocación de trampas para las avispas reina y flexibiliza su utilización sin olvidar la supervisión y el control.
A mayores, de un tiempo a esta parte se ha dado un fuerte impulso a la formación de agentes medioambientales, bomberos voluntarios y, en general, a todos aquellos agentes sociales o instituciones implicadas en la lucha contra el avance de la plaga. «Nosotros hemos dado 14 cursos en todo Castilla y León» para que la gente «sepa cómo actuar» frente a las colonias y cómo retirar los nidos de manera efectiva, un trabajo que generaba muchas «dudas».