Los millones de turistas que visitan Roma saben que, a la vuelta de
cada esquina de la ciudad eterna, siempre hay una obra de arte
impresionante esperándote para dejarte boquiabierto. Lo que no todos
saben es que en muchas de esas obras pueden encontrar… abejas.
Y esto no quiere decir que nuestras pequeñas amigas anden
revoloteando compartiendo junto a los visitantes el disfrute de esos
lugares inolvidables, sino que ellas mismas han sido inmortalizadas en
los monumentos que embellecen la capital de Italia… y del Vaticano.
Esta inquietud artística por el mundo apícola se la debe Roma al papa
Urbano VIII (Maffeo Barberini, 1568-1644) quien dejaba su marca
personal en muchas de las obras de arte que patrocinaba: las abejas
doradas sobre campo azul del escudo de armas de su noble familia, los
Barberini.
Y fue precisamente el artista más importante bajo su mecenazgo, el
escultor Gian Lorenzo Bernini, quien contribuyó a esta “invasión
abejera” incluyendo estos laboriosos insectos en varias de sus
creaciones, como la Fuente de las abejas en el comienzo de la Via
Veneto o en Fuente del Tritón en la Piazza Barberini.
El propio baldaquino de bronce de la Basílica de San Pedro del
Vaticano, obra cumbre de Bernini, incluye en su diseño unas borlas con
abejas que simularían el efecto del viento. Pueden encontrarse abejas en
el Palacio Barberini, en los museos Vaticanos, en la iglesia Santa
María in Aracoeli y en muchos otros lugares donde el Papa Urbano VIII
dejó su impronta.
Algunos estudiosos han llegado incluso a contarlas. 500 abejas ha
encontrado en la Basílica de San Pedro el especialista en arte Sandro
Barbagallo y así lo explica en su libro “Lo zoo sacro Vaticano.
Iconografia e Iconologia zoomorfa nella Basilica di San Pietro”.
Y el Vaticano parece no perder sus relaciones con el mundo apícola.
¿Sabíais que en el diseño del cirio pascual del Vaticano de 2011 incluye
una imagen de una abeja reina rodeada de abejas obreras?
Fuente: el blog de los mieladictos
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