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El polen se
recolecta con las llamadas trampas caza-polen, de las cuales existen diferentes
modelos. El óptimo es el que permite pasar cierta cantidad de polen,
indispensable para el desarrollo de la cría; por lo que no es recomendable que
una trampa tenga el 100% de eficiencia, ya que no permitiría el normal
desarrollo de la colonia.
En principio,
una trampa está constituida esencialmente por una reja horizontal con malla de
4.5 mm, suficientemente anchas como para que una obrera las atraviese y lo
bastante estrechas como para desprender las cargas de polen adheridas en la
cara externa de las patas posteriores. Bajo la reja horizontal, un tamiz horizontal
con mallas de 3 mm deja pasar el polen a un cajón que lo recoge (Jean, 1984).
Estas
trampas deben poder desarmarse fácilmente, para que puedan desinfectarse, en
especial el cajón recolector; y así, mantenerse en buenas condiciones
higiénicas. Se aconseja lavar las trampas con desinfectantes como amonio
cuaternario, yodóforos o peróxido de hidrógeno.
Con estos
germicidas se elimina la posible carga microbiana que podría deteriorar la
calidad nutritiva del polen e incluso echarlo a perder, máxime si se tiene en
cuenta su elevado contenido de proteínas y su humedad (25-35%), suficiente para
alterar seriamente el polen, especialmente si el contenido de bacterias es elevado.
Tipos de
trampas: Existen diversos modelos de trampas, las de piquera, consisten en una
placa que retiene el polen, obligando a la abeja a pasar por unos orificios
circulares de 5 mm, o por una malla de alambre con aperturas de 4 X 4 mm.
Las abejas,
al pasar por la placa mencionada, dejan caer los gránulos que han almacenado en
las corvículas del tercer par de patas; los gránulos de polen caen, a través de
una malla, a un depósito recolector inferior. Estas trampas se colocan en la
piquera, lo que obliga a las abejas que entran a dejar caer el polen recolectado.
El
inconveniente de estas trampas radica en que al ponerlas en la piquera reducen
notablemente la ventilación de la colmena, y en las zonas de mucho calor
producen la muerte por asfixia de las abejas, especialmente de los zánganos,
que al no poder salir se agrupan frente a la piquera, aumentando los problemas
de ventilación antes mencionados; también se presenta problemas de mutilación
de las abejas, encontrándose en la bandeja de polen cabezas, alas y patas.
Además la persona requiere de equipo de manejo y protección para la recolección
del polen.
Fuente: apicultura en misiones
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