Las
raíces de la apicultura podríamos buscarlas dentro de las primeras
culturas urbanas y agrícolas aparecidas en los alrededores del
Mediterráneo, un terreno bien abonado para el nacimiento de nuevas
tecnologías. No se conservan vestigios que demuestren este hecho, pero
es muy posible que al mismo tiempo que se incorporaban las artes
agrícolas y que se introducía la domesticación de ciertos animales,
comenzara también a practicarse un tipo de apicultura ancestral. El arte
de mantener las abejas dentro de habitáculos construidos por el ser
humano, las colmenas, para poder recoger periódicamente sus productos,
parece que se fue forjando desde aquellos tiempos, unos 8.000 años antes
de Cristo. Ya se hacían objetos de cerámica y cestería, y seguramente
de estos materiales (arcilla, mimbre y caña) se hicieron las primeras
colmenas.
Los
primeros apicultores harían poco más que cazar los enjambres que
colgaban de las matas o de las ramas de los árboles y ponerlos dentro de
las colmenas, o bien que entraran ellos mismos en los vasos vacíos
dejados estratégicamente cerca de las colonias salvajes. En cualquier
caso, habían dado un paso muy importante. Las abejas construían ahí
dentro sus panales a su libre albedrío y sólo hacía falta abrir las
colmenas y, con la ayuda del humo y las herramientas apropiadas,
cortarlos para poder disfrutar de la cosecha de miel.
El
interés de los humanos para conseguir los productos de las abejas debía
ser muy fuerte. De un lado la miel ya debía estar muy enraizada en las
costumbres culinarias y medicinales, además de ser un alimento sin
problemas de caducidad; otros productos de la colmena, como la cera y el
propóleo, también se debían de haber ganado su lugar relevante como
componentes de muchos preparados curativos y en el seno de las
actividades ceremoniales y de culto. Las trazas más antiguas de estos
hechos las encontramos en la civilización egipcia, donde la abeja de
miel formaba parte del amplio conjunto de divinidades, y la miel y la
cera se empleaban mucho en cocina y medicina.
Posteriormente, la apicultura se volvió una práctica habitual en todas las culturas del arco mediterráneo. Los griegos y los cretenses seguían haciendo colmenas de cerámica, en el Oriente Próximo y norte de África parece que predominaron los vasos trenzados con fibras vegetales, mientras que los romanos usaron diversos materiales, incluyendo la madera.
Informa: Higini Trilles
Autor: Fernando Calatayud Tortosa. Institut Valencià d’Investigacions Agràries (IVIA).
0 comments:
Publica un comentari a l'entrada