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La miel es un auténtico bálsamo interno para todos nuestros órganos y procesos.
Actúa también como una esponja ante intoxicaciones o excesos.
El polen es como comer fecundas flores a puñaditos. No obstante, procede del
néctar de éstas. Nos aporta fibra, vitaminas en generosas cantidades y
altamente absorbibles, minerales en cantidad, y aminoácidos de gran calidad.
La cera de abeja es muy rica en vitamina A, lo que ayuda en nuestra visión,
pelo y uñas, básicamente.
La jalea real es para estados altamente asténicos. Realmente es un fluído muy
energético, con gran poder nutritivo.
Volviendo al veneno de las abejas, y las picaduras, conviene remarcar que su
aplicación dista mucho de cuando nos pica una abeja estando desprevenidos.
En el caso de la aplicación terapéutica, se empieza explicando cómo
trabajaremos, para qué, y el porqué. Una vez interiorizado eso por el paciente,
se efectúa luego una prueba de tolerancia a dicha substancia, y una vez
descartados posibles efectos adversos, se realiza la primera sesión, todo en el
mismo día.
Los beneficios comienzan a notarse pronto, suavemente. Quien habla maravillas
de la apiterapia, no ha hecho dos sesiones: lleva ya tiempo practicando
apiterapia. Es entonces y sólo entonces, cuando la abeja nos ha convertido en
personas fuertes (es muy diferente a estar sólo sano), sin necesidad de una
sóla vacuna o medicina, y las gripes tumban a cualquiera...pero no a nosotros.
Y eso, hace líderes.
La abeja nos vacuna y nos protege incluso de mutaciones celulares, comúnmente
llamadas tumores o cáncer. No lo afirmo yo sola, no. En Washington D.C., los
investigadores están utilizando nanopartículas cargadas con veneno de
abeja, descubriendo lo que yo misma llevo años afirmando: que los que practicamos
la apiterapia, estamos protegidos de cosas serias. Con lo fácil que es a la
abeja al natural, quieren rizar el rizo...en el nombre de la Ciencia. En fin,
ya se darán cuenta de que en pleno siglo XXI, la abeja es insustituíble por su
eficacia, por muchas diferentes presentaciones que quieran vendernos,
transformando lo puro, sano, y natural.
También el veneno de abeja fluidifica la sangre, así que no hay trombosis,
colesterol, varices o estenosis. Limpia conductos y "tuberías" en
nuestro interior para que todo fluya. Como debe ser. No hay que olvidar que las
venas, arterias, capilares, vías linfáticas, intestinos, bronquios, tráquea,
bronquiolos, etc, no son otra cosa que conductos. ¡Tenemos kilómetros en
nuestro interior! Y deben brillar como una hoja de árbol brillante, como las
del palosanto que nos regala caquis como iluminadas bombillas en octubre.
También limpia hígado y riñones, llegando a eliminar grasa del hígado, o
piedras de riñones, sin que el paciente note dolor alguno, pues primero las
convierte en arenilla, y luego el paciente las excreta vía orina. Tal cual.
El veneno de abeja optimiza procesos metabólicos también, tanto de absorción,
como de eliminación de residuos. Y hago extensiva esta afirmación al
metabolismo celular, el mismito que sufre cancer cuando se ensucia el líquido
extracelular donde flotan nuestras células. Ese líquido se llama sopa
biológica.
Y a ello, hay que añadirle la opción de estimular la médula, fabricante de la
sangre -magnífico fluído donde los haya-. Este beneficio se traduce en una
sangre más fresca, más joven, más rica, que irrigará todos nuestros órganos y
sistemas, y precísamente por eso, trabajarán más activos sin esfuerzo
suplementario alguno, excepto una cierta regularidad.
Además, es un eliminador del dolor, tan sano como efectivo. Se utiliza mucho
para fibromialgias y fatigas crónicas, con gran éxito también.
En fin, con la apiterapia, uno se olvida de riesgos, enfermedades, gripes,
constipados, cirugías, caries, y hasta de ir al médico. ¿Para qué, si la
Naturaleza en todo su esplendor no es comparable con jeringuillas, y fármacos,
y hospitales? ¿Acaso eso es saludable? Pues la naturaleza sí lo es, y cuanto
más pura, mejor. No en nanopartículas "from USA". Hay muchas personas
que se olvidan de leer en un diccionario -fuente de conocimiento-, la palabras
"salud, curar, fuerte, medicina, y sano".
Hipócrates, el considerado padre de la medicina era un hombre sano y muy
longevo. Cada vez que le preguntaban por su fortaleza y su salud, él respondía:
"no tengo secretos: miel por dentro, y aceite por fuera".
Aquí me tienen, para cualquier aclaración. ¡A su salud! Cuídese, naturalmente.
Adela Pérez
Tlf. 609402018
www.apiterapia.com
c/ Guillem Tell, 25, 1
08006- Barcelona
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