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20 d’octubre 2016

BEEMOVEMENT

ONG sense afany de lucre que busca l'empatia i el bon rotllo entre els seus simpatitzants. Com sempre, l'abella esdevé un organisme envejat pel seu feeling especial amb les flors i la natura.

beemovement

15 de gener 2016

APICULTURA PARA TODOS






Muchos piensan que trabajar con las abejas es el mejor trabajo del mundo. Sin embargo, la mayor parte de los diseños de colmenas  no están preparados para personas en sillas de ruedas, que sin contar con un ayudante, puedan ejercer la apicultura en solitario.

Por eso, nos alegramos especialmente con iniciativas como la de la fundación Apiform Beekeeping, de Bosnia y Herzegovina, que permite con sus ideas y soluciones, que más personas puedan acercarse a este mundo tan especial.

El objetivo ha sido que el apicultor en silla de ruedas pueda realizar todo su trabajo desde una misma posición y sentado. De ahí el diseño de estas colmenas, con los cuadros colocados verticalmente y con una puerta trasera para acceder a la colmena.

También se están esforzando en crear una plataforma de aprendizaje en la red, donde se explicará cómo hacer por uno mismo este tipo de colmenas, a partir de qué materiales y cómo gestionar las colmenas, dando todo el apoyo posible a los interesados. Estaremos atentos cuando esté operativa.

Y para difundir este proyecto, presentaron su idea al Concurso Europeo de Innovación Social 2015, donde tuvieron que medirse  a otras 1400 ideas presentadas desde 40 países europeos.

El resultado ha sido óptimo. Su idea ganó el concurso donde se premian las innovaciones sociales que permitan un crecimiento y mejora  en nuestras vidas, así como la eliminación de barreras. Con su propuesta, se ayuda a afrontar el problema del autoempleo en apicultura para personas con discapacidad y al mismo tiempo se fomenta una actividad sostenible.

Otra de las recompensas para los finalistas de esta competición, además de financiación, es el asesoramiento por expertos en innovación social para ayudarles a mejorar sus ideas y  desarrollar un plan de negocio que aumenta las posibilidades de éxito del proyecto.

También hemos encontrados en la red otros ejemplos de personas que desde hace años luchan con su discapacidad y llevan años con el oficio de apicultor.

El Señor Matulis en Letonia, en silla de ruedas desde los 19 años, produce miel y es criador de reinas, y mantiene 50 colmenas alrededor de su casa, y obtienen  la mayoría de sus ingresos de las abejas.

Sus colmenas no permiten colocar alzas en vertical, y las abejas aumentan su colmena en horizontal, lo que facilita la labor del apicultor. La altura de la colmena puede ser regulada en altura de acuerdo a las características del apicultor, y con un poco de organización, ser construida por uno mismo.

Dicho todo lo anterior, para todo hombre o mujer decididos a no permitir que su discapacidad física se interponga en el camino de lo que quiere hacer (por ejemplo, la apicultura), animarles a emprender su aventura. No estarán sólo en su camino.

Apiform

21 de desembre 2015

UN AUTISTA ENCUENTRA EN LA APICULTURA SU VOCACIÓN


Florian Hirsch es alemán, tiene 20 años y vive con el síndrome de Asperger, y está en su última fase de formación para poder ejercer la profesión de apicultor. Su afición comenzó después de visitar un asentamiento apícola con sus compañeros de clase.

Al ser preguntado por las abejas, afirma que “su comportamiento social es sorprendente. Tienen diferentes puestos de trabajo que se pueden intercambiar a veces, haciendo de limpiadoras, de nodrizas de las larvas o de recolectoras del néctar y polen

No tiene miedo  a las picaduras de las abejas, ya que sabe que su cuerpo reacciona bien ante los picotazos. Ante preguntas que le pueden caer en el examen, como cuánto pesan 10 000 abejas, responde con precisión: cerca de 1 kilogramo.

Su tutor en la escuela de apicultura está convencido que aprobará sus exámenes. Afirma que Florian sabe exactamente lo que tiene que hacer, y las tareas que le quedan. Aunque a veces tiene dificultades al establecer prioridades en el trabajo con las abejas, por ejemplo en tareas como completar los libros de registro del colmenar.

Un técnico de rehabilitación y un pedagogo le acompañan un día a la semana en la escuela de apicultura. El objetivo es que Florian pueda conseguir su independencia en el trabajo.

Un día en la formación, que comparte con otros 7 compañeros, incluye en buen tiempo una visita a primera hora de la mañana a las colmenas. En las 500 colmenas deben averiguar si hay algún problema con la varroa, si existe presencia o no de alguna otra enfermedad, si está entrando néctar en la colmena…

La residencia universitaria donde convive con los otros aprendices de apicultor y el pequeño entorno social con el que convive, le ayudan.

Una característica típica del síndrome de Asperger es su repulsión hacia tareas o trabajos monótonos, como pudieran ser los trabajos de limpieza del interior de las colmenas o de cientos de cuadros de cera.

“La planificación es mi mayor problema. A veces tengo la intención de escribir informes, pero acabo arreglando mi moto. Me gusta practicar el ciclismo, es muy divertido. Jugar al badminton y correr también me gustan. Sólo los deportes de equipo no me gustan tanto”.

Otro punto a mejorar en los autistas es la comunicación.  Los autistas de Asperger suelen tener una falta de capacidad de reconocer intuitivamente las señales no verbales de otra persona. Muchos no saben leer las expresiones faciales ni los gestos, y tampoco entender ni el humor ni la ironía. Pueden interrumpir las conversaciones de otras personas con comentarios que no tienen nada que ver con el tema tratado.

Florian sí interacciona con sus compañeros de formación y tiene la firma intención de continuar con el aprendizaje hasta el final. Sabe que tendrá que completar los libros de registro de las colmenas para aprobar el examen. Al acabar su formación le gustaría continuar trabajando un año más en el Instituto de las abejas en Celle (Alemania).

04 de febrer 2015

CAN PARCALA: CONREU ECOLÒGIC COM A EINA D'INTEGRACIÓ SOCIAL



Som al cor del Maresme, en una masia situada a la falda del Castell de Burriac, a la carretera que va de Vilassar de Mar a Argentona i dins el terme municipal de Cabrera de Mar. Visitem l’Horta de Can Parcala, on es desenvolupa un projecte d’integració sociolaboral que fomenta el consum responsable i de proximitat a la comarca.

Arribem a Can Parcala el dia que celebren el seu tradicional esmorzar de germanor per celebrar les festes de Nadal. Avui no hi falta ningú i, en acabat, podem parlar amb treballadors del camp, monitors (educadors) i amb part de l’equip directiu de la Fundació El Maresme, entitat encarregada de gestionar i tirar endavant aquest projecte. Lidera la conversa l’Albert Vidal, el gerent de la Fundació, però tothom hi diu la seva. La feina que es fa en aquest terreny és fruit de l’esforç conjunt i del treball en equip, i tothom s’ho sent una mica seu. Aquesta finca va ser cedida l’any 2007 per la Fundació Alsina i Arenas, que destina el seu patrimoni a finalitats socials i culturals. Tot i que al principi es va preveure la possibilitat d’adequar-lo per fer-hi horts urbans, finalment es va optar per desenvolupar un projecte d’integració sociolaboral per a persones amb discapacitat intel·lectual. De totes maneres, des del principi quedava clar que s’havien de recuperar les formes de l’agricultura tradicional i fer un cultiu ecològic i de proximitat. L’objectiu doncs era doble: per una banda, garantir l’ocupació d’aquest col·lectiu i, per l’altra, contribuir al consum compromès i de proximitat a la comarca del Maresme.


En les quasi dues hectàrees cultivades i certificades pel CCPAE hi ha plantades bledes de colors, cols, coliflors… I en un terreny que sembla erm la setmana vinent s’hi collirà patata. L’enginyer agrònom s’encarrega de programar les feixes i dos educadors guien i gestionen el treball diari de la finca. En Txema Magro n’és un. Apicultor de formació, s’encarrega d’explotar la finca i liderar l’equip, i la Dèlia Pont és la responsable de la comercialització dels productes. Els treballadors formen part de tot l’engranatge des de la sembra i recol·lecció fins a la venda. És fantàstic saber que a Can Parcala tot el que dóna la terra s’aprofita i no es llença res. Si a l’estiu hi ha excedent de tomàquet se’n fa samfaina, es conserva en pots triturat o se’n fa melmelada. I així amb tot: crema de carbassó, sopa de tomàquet, remolatxa en vinagre, albergínies en escabetx o en paté, o els diversos tipus de melmelada: de carbassó, de pebrot verd, de taronja amarga, de figa, de móres, de tomàquet o d’albergínia. Aquests elaborats, comercialitzats sota la marca L’hort d’en Santi, ajuden a donar visibilitat al conjunt de l’entitat i presència al territori. “Venem un producte autèntic de casa nostra i de temporada”, comenta la Carme Martí, directora del Centre Especial de Treball de la Fundació, des del qual es gestiona i coordina el projecte de Can Parcala. Aquests productes es troben a botigues i restaurants de la comarca i a menjadors escolars que treballen amb productes ecològics, tot i que el 80% de les vendes es fan de manera directa a l’horta o a través de la pàgina web.


Un dels valors afegits d’aquesta finca és la mel. Antigament, aquí ja s’hi feia apicultura i quan van arribar hi havia tres o quatre caixes d’arnes abandonades. Ara n’hi ha una quarantena, que ha permès obtenir 400 quilos de mel en només un any. Les responsables d’aquesta mel són abelles rústiques i autòctones, conegudes com l’abella del litoral o l’abella negra catalana. Incorporar-les no ha suposat cap despesa sinó que s’ha pogut fer gràcies a la col·laboració de diversos municipis de la zona, que els ha permès fer més de 150 actuacions a nuclis urbans per recollir eixams que suposaven un problema a la població. Es treballa des del màxim respecte cap a les abelles i l’entorn. La mel que en surt, 100% natural, és fruit de la flora autòctona del Maresme: borratja, estepa, farigola i romaní, entre d’altres. No s’enriqueix amb res i com que es deixa part de la mel per a l’alimentació de les abelles no cal donar-los res per augmentar la producció: tot el procés pot seguir el seu curs natural. En Txema ens explica que la mel no és sempre la mateixa, ja que varia segons les pluges, el temps o la floració de les vegetacions. “Les abelles són éssers socials, s’ajuden i es respecten molt. Entenen la vida de manera conjunta, en xarxa, que és com treballem aquí. Aquest col·lectiu té molta sensibilitat, i les abelles, que també en tenen molta, ho perceben”, comenta en Txema.

La raó de ser d’aquest projecte és oferir llocs de treball a aquest col·lectiu, però des de la Fundació són conscients que aquests camps ofereixen més que una feina. Sovint es pensa que les persones amb diversitat funcional treballen en feines rutinàries i mecanitzades, però la feina que es fa en aquesta horta demostra que no és així. Tenen els coneixements necessaris per conrear un hort sota els paràmetres de l’agricultura ecològica i, a més, hi ha l’enriquiment personal d’estar en contacte dia a dia amb la natura. La feina de pagès és dura, molt, però també molt gratificant, i aquest equip de treballadors del camp i d’educadors té un repte molt clar: fer créixer un producte respectuós amb les persones i amb el medi. No es tracta ni d’un projecte d’assistència social ni un projecte d’economia productiva. És a cavall de tots dos i es defineix com un projecte d’economia social. “Això vol dir que perdem mai de vista la sostenibilitat econòmica, perquè encara que la finalitat no sigui fer diners hem de mantenir els llocs de treball”, comenta l’Albert. 

Si sou del Maresme i us ve de gust tastar els productes d’aquesta horta podeu fer una comanda en línia i recollir-la a diversos punts habilitats de Mataró. També es pot comprar directament a l’Horta Can Parcala els dijous i divendres de 9 a 14 hores.

Per a més informació: canparcala@fundmaresme.cat

Autora: Irina Tasias Periodista