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Un artículo de la revista científica Food Chemistry recoge los
resultados de un trabajo que “resulta realmente interesante porque la
miel es uno de los productos naturales más complejos y beneficiosos para
salud”, explica en declaraciones a DiCYT María
Inmaculada González-Martín, investigadora del Departamento de Química
Analítica, Nutrición y Bromatología de la Universidad de Salamanca.
Los componentes antioxidantes inhiben la acción de los radicales libres,
moléculas relacionadas con el envejecimiento, el deterioro de la salud y
la aparición de enfermedades. La miel es especialmente rica en alguno
de estos compuestos, como los fenoles, los
flavonoides, el ácido ascórbico y algunos minerales, como el cobre.
Sin embargo, “los métodos tradicionales para determinar la capacidad
antioxidante de una muestra consisten en una reacción con especies
químicas que se comportan como si fueran radicales libres”. De esta
forma, “se estudia el tiempo que tarda en reaccionar”
y esto significa que “cada muestra pueda tardar doce horas para su
determinación”, señala la experta. En definitiva, el procedimiento es
lento y costoso.
Fiablidad y rapidez
El grupo de investigación de Inmaculada González ha desarrollado un
nuevo método para determinar compuestos antioxidantes en la miel. La
espectroscopía estudia la interacción entre la radiación
electromagnética y la materia, que se plasma en la absorción o
en la emisión de energía radiante. Mediante esta técnica se identifican
las sustancias que componen una muestra. “Podemos registrar el espectro
de muestras sólidas, pastosas o de cualquier tipo”, apunta, con un
método “sencillo, rápido y sobre todo muy fiable”.
En la actualidad, la información que tiene el consumidor acerca de la
miel es muy escasa. La legislación permite vender miel etiquetada como
de eucalipto, de castaño o de brezo, aunque solo proceda en un 50% del
polen de estas especies y el resto sea de cualquier
otra. Por eso, un método barato para la determinación exacta de los
componentes podría ser de utilidad para los productores que pretendan
diferenciar su producto del resto.
Relación entre propiedades y procedencia
La investigación de la Universidad de Salamanca se ha realizado en
colaboración con la Universidad de Vigo y con mieles procedentes de
Galicia, región en la que muchas se venden, precisamente, con etiquetas
que hacen alusión a la procedencia del polen. La cuestión
es importante porque “las propiedades antioxidantes, antiinflamatorias y
bioactivas dependen de tipo de planta y del lugar donde ha crecido; el
aspecto geográfico y climático es determinante”, comenta.
Sin embargo, el consumidor aún no valora esta información porque no
tiene acceso a ella. Por otra parte, ante la falta de detalles en el
etiquetado, los expertos señalan que un porcentaje de algunas mieles
comercializadas en España procede del extranjero, de
manera que contar con un método rápido de análisis también podría
ayudar a mantener un mayor control y ofrecer más garantías.
Tras desarrollar este método, los investigadores trabajan también en el
análisis de propóleos, sustancia de aspecto similar a la cera que las
abejas emplean para tapar celdas y colmenas y que también posee
propiedades antioxidantes muy apreciables. Aunque en
España apenas se aprovecha, en Latinoamérica se emplea en pequeñas
cantidades para agregarla a productos farmacéuticos o caramelos, por lo
que su estudio también resulta interesante.
Fuente: DiCYT
Referencia bibliográfica
Olga Escuredo, M. Carmen Seijo, Javier Salvador y M. Inmaculada
González-Martín. Near infrared spectroscopy for prediction of
antioxidant compounds in the honey. Food Chemistry, 2013. DOI:
http://dx.doi.org/10.1016/j.foodchem.2013.06.066
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